lunes, 22 de agosto de 2016

El barco que cruza de repente repleto de turistas (Del Diario de Andrés Sánchez Robayna,1986)

Andrés Sánchez Robayna (1952)




¿Hay algo más radiante y abierto, más intensamente hermoso, y al mismo tiempo, más enigmático que este largo paseo por la orilla, en Las Américas hoy, ante el agua brillante y la roca en cuyo negro fondo duerme el dios?

Pasear por la orilla, cegado, los pies sobre la arena mojada por las largas lenguas de agua de esta mañana extendida ella misma como un mar, ¿no toma aquí el nombre de la acción, una acción que no es, en el fondo, distinta a la contemplación? ¿No basta el sordo ruido de las olas que estallan una vez y otra, eternamente, monótonamente, el arenal pisado en el centro de la mañana, en el centro del día, el barco que cruza de repente repleto de turistas, el horizonte sin fin, sin respuesta, los ojos que escrutan, silenciosos y turbados, la fija roca exacta, el roquedal impasible y brillante?

He aquí el lugar. La acción y la contemplación se diluyen ahora en la humana mirada. Toda moral es aquí una moral del estar que es el haz y el envés de una física y una metafísica del deseo, de la presencia. Todo fluye hacia el aire (Brise marine, Mallarmé) y en él se disuelve. Pero se trata, en verdad, de lo contrario de una dilución: corporeidad, una fiscalidad y una gravitación, como quise decirlo en el poema: boca abajo, a la tierra.

Enigma de la presencia, de la materialidad soplada por la brisa (el azar). Dentro del aire, la errancia corporal ante las olas que estallan más allá de la acción y de la contemplación.

(Mayo, 1986)

Andrés Sánchez Robayna, La inminencia, Diarios (1980-1995), páginas 103-2014, FCE, 1996. 


(Dossier Leyendo el Turismo, 2016-2017)