viernes, 30 de septiembre de 2016

Hoteles (Plaquette traducida al alemán) del libro Planeta turista

Konrad Klapheck (Germany, 1935) La chambre à coucher (2002)






hotel salvation /david guijosa



y se hizo la comida. se hizo el sueldo. se hicieron los turistas.

se hizo un nosotros: see the beautiful people.

     vivimos

de todos los grados bajo cero que quisieron viajar hasta aquí.

nosotros los seres humanos nos convertimos en

en hoteles y vendimos el amanecer.

  en nuestros ojos

nunca más pudo verse el cielo, solo aviones.

perdimos el contacto con la tierra del origen



hotel salvation/david guijosa


essen wurde gemacht. geld wurde gemacht. touristen wurden gemacht.

ein wir wurde gemacht: see the beautiful people.

wir lebten von all den minusgraden die hierher reisen wollten.

zu hotels wurden wir menschen um das morgengrauen zu verkaufen.

den himmel sah man in unseren augen nicht mehr, sondern flugzeuge.

längst verloren der kontakt zu unserem heimatland.



Eberhard Havekost, Hotel, 2004



Hoteles/Acerina Cruz



Cada hotel es un mundo

con turistas que no traspasan los muros,

salen a los jardines y las piscinas,

a las discotecas en las mazmorras

atrapados

en el todo incluido: desayuno- almuerzo- cena,

sea bienvenido a este territorio

multilingüe:

le guardamos la llave

le cambiamos las sábanas

le ofrecemos un número fijo de estrellas.



Hotels/Acerina Cruz


Jedes Hotel eine Welt

mit Touristen die nie die Mauern verlassen,

sie gehen in die Gärten, zu den Swimming Pools

in die Discotheken dieser Kerker,

gefangen

im all inclusive: Frühstück- Mittag- Abendessen,

Herzlich Willkommen in dieser mehrsprachigen Welt:

wir verwahren ihren Schlüssel

wir wechseln Ihre Laken

wir bieten ihnen Sterne, und zwar in bestimmter Anzahl.



 
Amelie von Wulffen
Untitled, 1998


paradise lost/Samir Delgado



La silueta alucinante de un Baobab

corona la arribada masiva de equipajes



en el hall de la recepción unas palmeras

dibujan la sombra del pájaro de Brancusi



en fila india los turistas esperan la bienvenida


Revuelo de papagayos

colonia dulce alrededor



Cada llave es un destino seguro

al Paraside lost





Paradise Lost/Samir Delgado


Die faszinierende Silouette eines Affenbrotbaumes

krönt die Ankunft massiver Gepäckberge



in der Empfangshalle zeichnen einige Palmen

den Schatten von Brancusis golgendem Vogel



in Endlosschlangen warten die Touristen auf ihren Empfang





Papageien in Aufruhr

inmitten der süßen Kolonie



Jeder Schlüssel ein sicherer Eintritt

ins Pradise Lost



 


Gedichte übersetzt von Annika Kruse

Poemas traducidos por Annika Kruse



Traducciones al alemán de Annika Kruse (Artista, traductora y gestora cultural)

Poemas extraídos del libro Planeta Turista. Poesía Reunida, Amargord Ediciones (2014)



martes, 20 de septiembre de 2016

Ernst Jünger, un turista entre islas

Ernst Jünger (1895-1998) con su hijo en Mallorca en 1931   

Unas palabras todavía sobre las islas ante las cuales hemos echado el ancla o que hemos visto de lejos al pasar. De las lagunas de mis conocimientos geográficos me he dado cuenta, además de por otras cosas, por lo siguiente: yo creía que Madeira era una sola isla, pero antes de atracar en Funchal atravesamos grupos no sólo de arrecifes, sino también de islas habitadas. Uno de los arrecifes sobresalía del mar como una aguja, con su ojo incluido. Aldeas, viñedos, faros. Yo ya sabía que Madeira está completamente deforestada, lo sabía por las anotaciones del diario de Wollanston, quien hace cien años recorrió las islas del Atlántico en el yate de un amigo suyo para coleccionar en ellas coleópteros, de los que capturó y describió un gran número. Solo en las grietas de las montañas más altas pueden rastrearse restos de la flora y la fauna originales.

Igual que treinta años atrás en las Azores y en las Canarias, también ahora me llamó la atención, a pesar de lo avanzado de la hora, la limpieza que aquí había, casi superior a la holandesa- un frescor nacido en el mar; ni el fuerte sol ni los vientos que soplan de lejos toleran el polvo, lo "idílico" a la usanza mediterránea. Es posible que a ello coopere también la circunstancia de que los colonos llegaban de muy lejos y se habían habituado al orden reinante en los barcos. Lo que Wollaston observó en la fauna, eso mismo cabe decirlo también de estas ciudades insulares: todas ellas tienen un aspecto común, inconfundible. En tiempos en que la llegada de un velero aún era un acontecimiento, mucho antes de Nelson, estas ciudades seguramente estuvieron soñando en la paz del Atlántico como la perla en la concha.

Pero acaso también eso sea sólo un sueño (...)

A bordo, 22 de octubre de 1966


 Ernst Jünger. Pasados los setenta, (19651970) Radiaciones, 1995, Tusquets, página 300)