jueves, 13 de octubre de 2016

Claudio Magris, todo incluido o el fin del misterio del viaje

Claudio Magris (1939)

Lo cierto es que, en el mundo administrado y organizado a escala planetaria, la aventura y el misterio del viaje parecen acabados; los viajeros de Baudelaire, que partían a la búsqueda de lo inaudito y estaban dispuestos a naufragar durante el viaje, encuentran en los ignoto, pese a cualquier desastre imprevisto, el mismo tedio que han dejado en casa. De todos modos, moverse es mejor que nada: se mira por la ventanilla del tren que se precipita en el paisaje, se ofrece la cara al escaso frescor que desciende de los árboles del paseo mientras uno se mezcla con la gente, y algo corre y pasa a través del cuerpo, el aire se mete dentro de la ropa, el yo se dilata y se contrae como una medusa, un poco de tinta sale del tintero y se diluye en un mar de color tinta. Pero esta blanda relajación de los nexos, que sustituye el uniforme por un pijama, equivale sobre todo a la hora del recreo en el programa escolar, más que a la promesa de la gran disolución, del loco vuelo en que se supera el confín. Veleidades, decía Benn, incluso cuando se siente que el azul despiadado se abre bajo la realidad opinable. Demasiados agoreros complacidos y perentorios nos han enseñado que la cláusula << todo incluido>> de las tarifas turísticas comprende también el viento que se levanta.


Claudio Magris, El Danubio, Anagrama, 1988, páginas 13-14 ( Traducción de J. Jordá)

Dossier Leyendo el turismo /2016-2017