Max Pechstein |
EL OLIMPIA
Los pinos crecen en
Olimpia
sobre tierra sagrada, dan
su sombra
al extranjero de agosto
(su gesto perplejo
reitera el de las piedras
en rodajas.
Abiertos como labios que
no encuentran
su ajuste, ambos se miran
pulsándose la mutua
arrogancia
de su desolación: Zeus
transpira
sobre las ancas de
Ganímedes, se afloja
el mármol, pasta de furia
y de deseo
llegados a su acorde- bajo
el arco
de la luz, que no conoce
ruina.
Anastases Ilion, 5 Poemas, versión
de Lázaro Santana, Ultramarino, Las Palmas, 1995, página 31.