Julio Correa Silva, Las Palmas de Gran Canaria, 2015 |
Planeta turista de David Guijosa, Acerina Cruz y Samir Delgado se
instala de forma definitiva dentro de una corriente crítica que abarca todas
las artes, y que es característica común de aquellos territorios “invadidos”
por la sociedad de consumo, manejados por el centralismo político y necesitados
de una identidad que les permita transitar, con más o menos acierto, por los
senderos de un mundo que tiende a la globalización cultural. Definitiva
también, porque aparece esta maravillosa polifonía poética en tiempo presente,
que es siempre pasado y futuro próximos; contextualizada en un espacio
geográfico concreto: Canarias, y construida a través de la experiencia vital de
tres poetas que compartieron en algún momento de sus vidas la pertenencia a un
territorio entregado a la cultura del simulacro, el espectáculo y, por qué no
decirlo, el desencuentro.
Desde que en 1582, Bartolomé
Cairasco de Figueroa estrenara en el pórtico de la Catedral de Canarias la que
es considerada la obra fundacional de nuestras letras, la Comedia del recibimiento, en la que un jefe aborigen, Doramas, se
presenta en el acto tercero ante el obispo Fernando de Rueda para recitarle las
excelencias y bondades de una tierra ya conquistada, mucho se ha escrito sobre
la identidad canaria y su construcción desde el exterior. Escritores de la
talla de Nicolás Estévanez, Alonso Quesada, y otros más cercanos en el tiempo
como Pedro García Cabrera, Millares Sall o Manuel Padorno han reflexionado en
su obra acerca de ese concepto tan controvertido. Distanciada del idealismo
romántico, y desvinculada también de cualquier manifiesto político concreto, la
obra a la que hacemos referencia en esta reseña nos proporciona la imagen del individuo inmerso en el desconcierto
vital de la sociedad posmoderna.
Planeta turista nace de la aportación poética de tres escritores
con estilos diversos, aunque unidos en la experiencia temática que vertebra
esta obra. David Guijosa nos presenta una visión desencantada, y en ocasiones
irónica, del sector turístico. Destaca en sus poemas la preocupación por el
lenguaje y la comunicación; la ciudad turística como una “infecunda Torre de
Babel” en la que predomina una búsqueda de lo inmediato. La aportación de
Acerina Cruz destaca por su marcado tono autobiográfico y por la sutileza
verbal con la que manifiesta su experiencia. Una identidad que se construye
entre el mito y el consumo; la experiencia insustancial del turista y la
dignificación de los trabajadores del sector. Con algunas referencias a la
cultura pop, hay en su obra espacio
para el impresionismo (“Jardín común”) y el surrealismo (“Golf”). Por último,
tenemos la aportación de Samir Delgado. Brillante en la forma y en el ritmo del
verso. Destila su poesía algo de tiempo detenido, como en los haikais japoneses. Podemos encontrar en
su obra referencias mitológicas y metaliterarias, así como una clara
vinculación entre sus escritos y algunas corrientes filosóficas de la segunda
mitad del siglo veinte.
Por todos estos motivos, y otros que no tienen un hueco
en la reseña que aquí les presento, considero que Planeta turista es una obra fundamental en las letras hispánicas
actuales; un texto imprescindible para comprender el devenir de una sociedad
que ha pasado en los últimos cincuenta años de buscar sus raíces a convertir en
baratijas de escaparate todo lo que el mercado pudiera reclamar como
identitario.
Julio C. Correa Silva*
*Poeta y profesor. Nacido en Las
Palmas de Gran Canaria, 1977. Licenciado en Filología Hispánica por la ULPGC; Máster de Español y su Cultura: recursos
profesionales y empresariales por la ULPGC, y actual doctorando del DELLCOS (ULPGC) con una investigación
sobre la perspectiva de género en la obra narrativa del escritor colombiano
Andrés Caicedo Estela. Viajero infatigable, ha visitado una docena de países en los últimos años.